sábado, mayo 24, 2008

Prueba científica

Dicen por ahí, que muchos de los problemas que uno tiene de adulto son por traumas que se traen desde la niñez, y si es así puedo hacer una larga lista.


La pobreza. Siempre buscaba que la gente muestre cierta condesendencia (mejor dicho lástima) hacia mí por mi estatus económico, realmente no fui pobre, nunca nos quedamos sin qué comer, pero de niño, al ver que todos los demás, en el recreo, gastaban como si hubiera rebajas en la cooperativa escolar, causaba cierta idea inconsciente de pobreza en mí, al grado de que cuando me compraba un refresco me sentía de la jai societi. Algún día seré solvente, sí, 'ñor.

La belleza. No es que hoy me sienta super modelo, tengo lo mío, pero en el pasado, y más en la adolescencia, (y todavía hace algunos años), sentía esa necesidad de ser atractivo para capturar cuanta mirada se pudiera como mis compañeros de secundaria, pero el mostruoso Eric nunca lo lograría lo que todos sus guapísimos amigos obtenían: popularidad, piropos, cartas, y bla bla bla. Pobre de él.


El Miedo. Mis padres y mis abuelos con los que me crié me sobreprotegieron sobremanera, siempre tenía que usar suéter, no podía asomarme por la azotea porque se me reventaba la mema como calabaza, no agarres cuchillos porque te cortas, no podía meterme mucho al mar porque me ahogaba, no podía cruzar una avenida mediana (a los 11 años) porque me atropellaban, ahora imaginen esos miedos pero de grande, no me subo a una patineta porque seguro me caigo y me parto el hocico, no me enseño a nadar porque no puedo meterme a lo hondo sin ahogarme, miedo, miedo, miedo!!! qué baboso!!!!.


La inseguridad. Después de los miedos viene la inseguridad, me daba pena preguntar precios, caminar por la calle, platicar con extraños o pedir información, hacer nuevos amigos, no se diga pensar en una nueva actividad, dibujar, tocar un instrumento, todo era problema de inseguridad, entonces qué hacer? si todo era problema de congoja y vergüenza? pobre niño, no va a llegar a ningún lado.


Podría enumerar más, pero me da vergüenza, miedo a que la gente me critique, o que piensen que está feo el post o pobre en sustancia para escribirlo, pero bueno, a final de cuentas me vale, ya no me interesa estos puntos. Hoy, yo y el niño que fui hace 20 años, tomados de la mano, tenemos un nuevo horizonte al frente.

lunes, febrero 04, 2008

Post ñoño

Ser deportista parece que no es del agrado de las personas hoy en día, a pesar de la imagen de cuerpos perfectos que prodiga la televisión, la gente se vuelve más y más floja.

Cuando era niño mi padre nos llevaba a la barranca de Huentitán, eran recorridos hasta el fondo, cruzar el puente del Río Santiago, recorrer el pueblo hasta el otro lado, llegar al Río Verde, a veces meternos al agua, y el mismo trayecto de regreso. A nosotros nos parecía un bostezo, pero a otros realmente les costaba uno y la mitad del otro.

Siempre, en las clase de educación física quería competir, pero mi titánica timidez aunada a mi aún más grande inseguridad y sentido de la inferioridad no me lo permitían, pero algunas veces las vencía y hacía el intento.

No practicaba ningún deporte como la mayoría de los jovencitos de mi edad en los barrios bajos de Guanatos, todos prácticaban cuando menos el futbol o andaban en bicicleta, pero Eric Calzonesapretados se limitaba a ser espectador.

Por azares del destino llegué a pesar 81 kilos, y no se diga la apariencia de mi abdomen, no, eso era un bodrio deprimente, por lo que tomé la decisión de hacer deporte, dejé del lado la timidez de que las ancianitas me vieran correr en la plaza de toros y murieran de un infarto de la risa, me hice el propósito de bajar los 10 kilos que sobrepasé, más allá de mi obsesiva fijación por la bonita apariencia, por la baja autoestima que ese sobrepeso me recetó.

Hoy en día he logrado estar como dios manda, miren que hay que cuidar el templo del alma, hoy, en ocasiones corro, otras ando en bicicleta, y como otro gran desafío a mi timidez, practico un deporte en grupo: voleibol.

Me costó uno y la mitad del otro ir a entrenar y que me vieran brincar y pegarle a un balón lo suficientemente mal como para sonrojarme, miren que a esta edad practicar un deporte casi por primera vez resulta vergonzoso si se hace mal.


El objetivo de esto es decir que realmente me causa cierta satisfacción, lo que me hace pensar cómo es que los demás les cuesta tanto trabajo practicar algún deporte.

Pos sí pues.