miércoles, febrero 07, 2007

Recuerdos húmedos y lejanos

¿Quién no recuerda su Primera Ida al Mar?

Aquella primera vez que hueles ese olor salino, cuando el aire abre los poros de tu piel y los llena de sal, el grito de las gaviotas navegando sobre tu cabeza, y ese horizonte interminable que no te dice a dónde va...

Pues yo no!



La primera vez que fui al mar tenía casi dos añitos, era un plebe inocente y sin memoria a largo plazo, ni siquiera tenía la atención de mis padres ya que estaban ocupados en otras cosas como esperar a mi carnal que me sigue, así que, si quería armarme de unos bonitos recuerdos tenía que hacerlo por mí mismo.



Mi primer recuerdo del mar es al siguiente año, cuando tenía tres años (sí se contar) helo aquí:



Veo a mi prima un año mayor que yo caminar hacia el agua, yo, despavorido, le grito que no vaya, que se quede junto a mí, pero me ignora y sigue su camino y yo, espero el momento en el que el agua se la trague... cosa que nunca pasó.



Esa misma vez (que mis padres y parientes acampamos en la playa), dormiamos en una casa de campaña; una mañana, casi ya de mediodía, despierto con la urgencia natural de hacer mis necesidades, pero oh sorpresa, me encuentro sólo en la casita, quiero salir a buscar a mi madre que se encuentra bañándose en las cálidas aguas, pero la arena está aún más cálida y no puedo ni correr, comienzo a gritar su nombre pero mis esfuerzos son banos, de ahí tengo una laguna, no recuerdo qué pasó después...



La siguiente visita al señor eterno (dícese el mar), fue ya más grandecito, como a los 5 años, y ocurrió así: en cuanto el camión llegó a la playa todos mis primos y yo corrimos directó hacia el agua, fue tanta la emoción que no nos dimos cuenta que venía una hola hacia nosotros (bueno yo no me di cuenta) todos alcanzaron a regresar menos yo, la ola atrapó uno de mis pies, y lo jalaba como si me reclamara de su propiedad, luché con ella y logré safarme.



A pesar de todas estas lindas experiencias en mi temprana infancia (dicen que antes de los 6 es lo que más te marca) sigo regresando cada año sin traumas y con gusto de puerco placero, pues el mar, para mí, es la liberación de mi alma... y de mis corajes, mi estress, mis depresiones y un largo etc.



En fin, este fin de semana me enfilo hacia mi antiguo amigo, espero me reciba con las olas abiertas. Ahí les dejo un Botero para que se recreen la pupila (artística).

1 comentario:

gabriel dijo...

¿será que el mar es dios?