martes, septiembre 04, 2007

Y la mantarraya posó su densa oscuridad en las blancas y blandas arenas de aquella playa virginal; vigilada, protegida por la salvaje selva, atrapada por el mar.


Encayada y húmeda de sal, su corazón entierraba sus palpitaciones poco a poco, lentamente...





... para emprender el vuelo con sus negras alas y en su sombrío lomo robarse a la pacífica playa.

No hay comentarios.: