
Me afecta en mi vida diaria, ya sea en lo familiar, laboral, sentimental y amistal, o sí.
Quisiera poder deshacerme de este fantasma que me ha perseguido toda mi vida, pero... ya no sería yo.
Para fantochadas no hay como aquí
2. Tengo una tendencia a ser sincero (dicen), la gente me dice sincero nomás porque digo que soy huevón, para mí eso es enfrentar la realidad, punto, otras cuantas veces caigo en la idiotéz por pasarme de sincero, ahínomás.
3. Soy defensor de los animales, no mato ni una mosca (a menos que se pose en mis sagrados alimentos me violento), pero me parece que ellos tienen el mismo derecho a la vida como uno (al igual que las plantitas).
Érase una vez, un pequeño niño que miraba atento la caja estúpida, inocente, tímido y atento; a través de esas imágenes encontró un 'deporte' en el que los hombres semidesnudos enfundados en máscaras llamativas y coloridas 'peleaban' a golpes de sudor y sangre a borbotones, para salir al final triunfantes en dos de tres caídas sin límite de tiempo y ganar... nunca supe qué.
Este pequeñín tuvo sus ídolos: Atlantis, como lo dijera su nombre, todo un Atlas, ídolo de los niños; el Rayo de Jalisco, el charro luchador, un trueno plantado en el cuadrilátero; Volador Jr. quien hacía honor a su nombre dando de brincos desde la tercera cuerda; Chippendale dejando a un lado los golpes para enloquecer a las damiselas con sus contoneos cadenciosos; el Vampiro Canadiense, cual Cuervo era otro de los favoritos de la muchachada, entre muchos más que han pasado a la historia sin pena ni gloria y otros que aún se mantienen.
El tiempo alejo al joven de los cuadriláteros, al menos de lo cerca que estuvo cuando fue a la Coliseo, aunque su gusto quedó latente en lo más profundo de su alma y sabía que en elgún momento retornaría a sus golpes.
Hoy en día ha regresado a su antiguo placer, con una sed de golpes que hasta lo han hecho dudar si tomó el camino profesional correcto o debería reflexionar y volverse el héroe de miles de fanáticos.
El llamado deporte del pancracio ha sido y será un ícono mexicano por excelencia (después del futbol obviamente) presente en mi vida debido a mi afición por el cuerpo masculino y al voyeurismo de violencia desmedida (llámese sadomasoquismo), pero más allá de lo macho que pueden llegar a verse estos hombres, se trata de un teatro en el que los individuos aprovechan su situación para poder toquetear a sus adversarios, dicho de otra manera jotería.
Nota: yo no la he visto pero pienso hacerlo.